Esta vez, Más allá de la ciudad coge el barco para dirigirse a la Isla de Tabarca. Situada frente a la costa alicantina, concretamente a unos 4,3 km del cabo de Santa Pola y a 8 km del puerto de esta ciudad. Donde existe una Reserva Marina desde 1986, siendo la primera reserva marina de España. Además, la totalidad de la isla fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1964.
Es la isla más grande de la Comunidad Valenciana y la única habitada. Apenas quedan 59 habitantes, cifra que ha disminuido bastante en los últimos años. Antiguamente fue un pueblo de pescadores, hoy en día, viven del turismo (hay días que pueden llegar a la isla hasta 3000 turistas).
También se le conoce como Isla Plana o Nueva Tabarca. Y ahora os voy a comentar cómo llegar, qué podéis hacer allí y porqué debéis visitarla.

Cómo llegar a la Isla de Tabarca

Para llegar a la isla tenemos varias opciones. Coger nuestro velero o barco y dirigirnos hacia alguna de sus playas. Si al igual que yo, no tienes esa suerte (dinero), puedes coger el catamarán que te lleva desde Santa Pola (15€ i/v) o desde Benidorm (unos 28€ i/v).

También tienes la opción del Barco-Taxi (lancha rápida) que te lleva y te trae por 15€. Esta es la opción que escogimos nosotros, porque por el mismo precio, te evitas colas y llegas más rápido.

Playas y Calas de Tabarca

Seguramente lo primero que hagas nada más llegar es pegarte un chapuzón en alguna de sus numerosas playas y calas. Nosotros descartamos la idea de la playa de arena, que es la primera que nos encontramos. Repleta de hamacas y sombrillas como cualquier playa de Alicante, buscamos algo distinto y nos dirigimos a las Calas dels Birros y la Guardia, junto a la Cova del Llop Marí.
A la izquierda la Cova del Llop Marí
Aprovechamos para sacar las gafas de bucear, el tubo y las aletas y disfrutar de los fondos marinos que nos ofrece esta preciosa isla. Repletos de Posidonia oceanica, donde conviven multitud de animales como el pulpo, estrellas de mar, pepinos de mar, ofiuras y numerosos peces de todos los colores.

Dónde comer en la Isla de Tabarca

Nada más bajar del barco se os echarán encima varias personas con flyers de los distintos restaurantes que nos encontraremos en la isla (unos 10 o 12). Los menús suelen rondar los 15-20€ y hasta 30€. El plato más típico de la isla es el caldero tabarquino, que no puede faltar en ningún menú que se precie.

El pueblo 

Tuvimos la suerte de que en estos días se celebran las Fiesta Patronales y el pueblo está engalanado para tal ocasión, haciéndolo más alegre y vistoso.
El pueblo está amurallado desde el siglo XVIII cuando fue poblada por habitantes de Tabarqah (Tabarka) situada en Túnez. A partir de entonces se le llamaría, Nueva Tabarca.
Puerta de Levante o de San Rafael
Los restos de ese recinto amurallado se conservan más o menos bien. La Puerta de Levante o de San Rafael es la entrada principal al recinto amurallado. Da acceso al carrer d’Enmig mediante el cual llegaremos a la Plaza Grande, situada en el centro del pueblo.
Carrer d’Enmig
Puerta de la Trancada o de San Gabriel
Esta puerta si sitúa en el otro extremo del pueblo (al oeste) y da acceso a la cantera de donde se extrajo la piedra para realizar las construcciones de la ciudad. En los alrededores de la puerta se han hallado enterramientos y vertederos de época romana.
A la derecha, Puerta de Tierra, de Alicante o de San Miguel
La puerta de Tierra, de Alicante o de San Miguel es la menor de las tres y se abre a una pequeña cala donde se situaba antiguamente el puerto. Muy cerca, a mis espaldas, se encuentra la iglesia de San Pedro y San Pablo. Data de 1770, de estilo barroco (al igual que las 3 puertas). Recientemente restaurada, aunque la casa anexa está que se cae.
Iglesia de San Pedro y San Pablo
Además, si tenemos un poco más de tiempo y ganas de andar bajo el sol abrasador, podemos ir a echarle un vistazo al faro (1854) o la Torre de Sant Josep (siglo XIV), situadas en el extremo este de la isla, en medio del secarral.

Conclusión

Si quieres disfrutar de un día de naturaleza, playas y calas donde poder pegarte un chapuzón y gozar de sus fondos marinos repletos de vida, además de comer bien y darte un paseo en barco, no lo dudes. Es una excursión que merece la pena hacer en verano.

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