Hace unos meses volvimos de nuestro viaje por Marruecos y hasta ahora no nos hemos decidido a escribir nada sobre el. Esto tiene un motivo. No terminamos el viaje muy bien que digamos y eso nos dejó un mal sabor de boca. Pero eso lo dejaremos para el final.

En este primer post, os vamos a hablar de la ciudad más conocida y más de moda de nuestro país «vecino». Fue la sede de nuestro viaje. Aquí empezamos y aquí terminamos.
Os vamos a enseñar aquellos lugares que merecen una visita y os daremos algunos consejos que os servirán si al final decidís visitar la ciudad roja.

La Medina

Como casi todo el mundo que viene a esta ciudad, escogimos hoteles que se encuentran dentro de la Medina. A estos hoteles se les conoce como riads. Son casas antiguas familiares (rehabilitadas) que se encuentran dentro de este barrio y que se han transformado en pequeños hoteles de pocas habitaciones. Se caracterizan por sus bonitos patios internos. En la web de Voyage Privé podéis reservar algunos de los Riads más bonitos de Marrakech.

Nuestro riad

A la Medina (el barrio más antiguo y amurallado de la ciudad) solo se puede acceder andando por lo que aconsejamos que habléis con vuestro alojamiento para que os vaya a recoger al aeropuerto, si no queréis perderos en un lugar donde las calles no tiene nombre, son todas iguales y por la noche escasea la iluminación.

Llegamos de noche y tuvimos que salir del riad para cenar algo. Pasear por calles muy estrechas, en fila india, llenas de gente hasta altas horas de la noche, con motocicletas pasando a mucha velocidad a escasos centímetros de ti y con poca luz, da un poco de miedo. Sin embargo, éramos un grupo numeroso por lo que ese miedo se fue yendo mientras veíamos que no teníamos por lo que temer. Y es que, pese a ser un escenario completamente distinto al que te puedes encontrar en cualquier ciudad española, Marrakech es una ciudad segura. En ningún momento del viaje temimos por nuestra seguridad o por nuestro dinero.
Plaza Jemaa el Fna
Uno de los lugares más famosos y que debéis visitar es la plaza Jemaa el Fna (Yamma el Fna, Jamaa el Fna, lo veréis escrito de mil formas). Se trata de una plaza inmensa, que de día no tiene mucho que ver, salvo algunos puestos de bebidas o recuerdos, pero que de noche cobra vida gracias a los cientos de puestos de comida y bebida que se montan por toda la plaza.

Plaza Jemaa el Fna de noche

Sin embargo, nosotros no recomendamos comer en estos puestos, sino en aquellos que se encuentran alrededor de la plaza, en los que podréis disfrutar de unas fantásticas vistas mientras cenáis.

Zoco 
Otro de los lugares que debéis visitar es el Zoco. Si seguimos andando al norte de la plaza anteriormente citada, nos adentramos en un barrio en el que a los 5 minutos te habrás perdido.
Se trata de un mercadillo gigante en el que puedes encontrar de todo. Mochilas, bolsos, zapatos de cuero, platos de colores, falsificaciones, ropa de todo tipo, joyas, lámparas, especias, y todo lo que puedas imaginar. Aquí, tendrás que poner en práctica el arte del regateo si quieres llevarte algún recuerdo a precio de ganga.

Al principio puede parecer agobiante, sobre todo cuando te das cuenta de que has pasado por el mismo lugar como 2 o 3 veces, pero es mejor tomárselo con calma, reírse de la situación y ya encontrarás la salida. Si no, puedes preguntar a alguien que seguro que están dispuestos a ayudarte (a cambio de algunos dirhams, claro).

Palacio de la Bahía 
Construido a finales del siglo XIX, es una las obras arquitectónicas más importantes de la ciudad. Si has visitado lugares como lugares como la Alhambra (Granada) o el Real Alcázar de Sevilla, obras árabes mucho mejor conservadas y más cerca de nuestra casa, este palacio te sabrá a poco, pero es de lo mejor que puedes ver en la ciudad.

Una serie de patios y jardines árabes repletos de gente hasta los topes, en los que tomar alguna fotografía es casi misión imposible. Se trata de un lugar con habitaciones completamente vacías en las que destacan algunos techos tallados de madera, que es lo único que no se pudieron llevar cuando lo abandonaron.

Jardín Majorelle 
Uno de los lugares más bonitos de la ciudad. Se encuentra situado en la ciudad nueva, fuera del caos de la Medina. Recomendamos completamente ir a este sitio ya que es una buena oportunidad de alejarse del ajetreo de motos y gente en calle estrechas.
Para llegar a el, tendrás que coger un taxi que te dejará en la puerta, donde deberás hacer cola para conseguir tu entrada. Hay varios tipos de entrada ya que dentro hay también un museo de Yves Saint-Laurent, artista francés que adquirió este jardín en los años 80. Nosotros solo compramos la del jardín porque se nos iba un poco de precio.

Como todo lugar turístico este tampoco se salva de las aglomeraciones, pero es algo de lo que hoy no te libras en ningún lado.

Se trata de un conjunto de caminitos que discurren a lo largo de un jardín lleno de palmeras, cocoteros, yucas, cactus, bambús, y todo tipo de plantas traídas de todos los lugares del mundo. Si te gustan las plantas y los jardines ornamentales no te puedes perder este lugar.
Además, encontraremos algunas fuentes y pequeños lagos y todo pintado de azul cobalto. Una delicia para nuestra vista y olfato. Además, es un pequeño oasis si visitáis la ciudad en la época más calurosa.
Mezquita Koutoubia
Otro de los sitios a los que nos acercamos fue a este mezquita, cuyo minarete es visible desde cualquier azotea de la ciudad (es el techo de Marrakech) y que nos recuerda a la Giralda de Sevilla. Fue construida en 1158 y se encuentra muy cerca de la plaza Jemaa el Fna. La entrada está prohibida para los no musulmanes, así que solo podemos limitarnos a observar su grandeza desde la plaza de fuera.

Otros lugares de interés 

Dentro de nuestra lista teníamos muchos más sitios que visitar como el Palacio El Badi o las Tumbas Saadíes pero durante nuestra excursión al desierto caímos todos enfermos debido a algo que comimos/bebimos en mal estado, por lo que nuestras visitas en la ciudad (que dejamos para el final del viaje) fueron rápidas y cortas, ya que pasamos la mayoría del tiempo en el hotel, intentando recuperar fuerzas.
Consejos
  1. No hagas caso a la gente. En Marrakech la gente es muy simpática pero también un poco pesada. En el momento que pises el Zoco o la plaza, van a saltar encima de ti. Además, sabrán eres español sin abrir la boca, y ellos se las saben todas, por lo que van a intentar comerte la cabeza para que compres su producto, entres en su puesto de comida o simplemente les sigas a un lugar a cambio de dinero. Así que lo mejor que puedes hacer es sacar tu mejor sonrisa y no entablar conversación con ellos, o no avanzarás.
  2. No te hagas fotos con animales. Si vais de día a la plaza Jemaa el Fna, lo normal es encontraros a gente con monos metidos dentro de jaulas enanas que los sacan para ofrecerte fotos con ellos. Los llevan atados y si pasas muy cerca de ellos hasta te los pondrán encima sin que tu quieras. Además, también veréis gente con serpientes (cobras) a las que arrancan los dientes y las tienen ahí para hacer fotos y demás. Aún no entendemos a quién le puede hacer gracia hacerse una foto con animales maltratados y condenados de por vidaSi no hay demanda, no hay negocio.
  3. Cuidado con la comida/bebida. Nosotros no comimos ningún día fuera de hoteles/restaurantes y aún así, acabamos intoxicados por algún virus o bacteria. Así que tened cuidado donde os metéis si no queréis acabar como nosotros.
  4. Regatea. El primer precio que te den siempre va a ser más del doble de lo que vale, por lo que si no te convence el precio, no compres. Nosotros hicimos todas las compras en tiendas con los precios ya marcados, fuera de la Medina o el Zoco.
Como podéis comprobar se trata de una ciudad de contrastes, tiene cosas buenas pero también cosas no tan buenas. En general, destaca más lo bueno y es un lugar que recomendamos visitar, pues nos traslada a otra época. Digamos que es un viaje en el tiempo.
Si quieres saber algo más sobre la ciudad, dónde nos alojamos, dónde comimos, no dudes en preguntarnos, ya sea en comentarios o a través de nuestro correo.

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