Barcelona es la capital de Catalunya y la ciudad más visitada de España y, como tal, un destino imprescindible para una escapada urbana de fin de semana. Barcelona es rica en cultura, arquitectura, ocio y gastronomía, por lo que puede parecer abrumadora. ¿Por dónde empezar?

Si vas a moverte en una zona céntrica, seguramente haya una consigna de equipaje cerca de la estación para almacenar tus maletas o mochilas de forma cómoda y segura. Barcelona es una ciudad donde pasear es muy agradable, pero también cuenta con un eficiente sistema de transporte público.

Si tienes dos días para disfrutar del buen clima de Barcelona mientras descubres sus barrios y algunas de sus visitas obligadas, a continuación encontrarás una propuesta:

El primer día – el centro, la Rambla y Colón

Para este primer día bajo el sol catalán, tomamos dirección a la Plaça de Catalunya, una de las plazas más importantes de Barcelona. Es el enlace entre el casco antiguo y el distrito del Eixample y varias avenidas relevantes. Nos sorprende, no el mundo, sino los miles de palomas que cubren el suelo.

las ramblas barcelona

Desde aquí, continuamos nuestro paseo por la Rambla, sin duda la avenida más famosa (y concurrida) de Barcelona. Permite conectar con el Puerto Viejo de Barcelona en 1,3 kilómetros. Además de las tiendas, puestos y artistas callejeros, aquí están los lugares imprescindibles para visitar en La Rambla:

  • Palacio de la Virreina: es un edificio típico de la arquitectura barroca. Toma su nombre de su principal ocupante: el Virrey del Perú. Hoy alberga la sede principal de Cultura de Barcelona. Nos aventuramos al patio interior que daba la bienvenida a los gigantes de Sainte-Eulalie.

  • Mercat de la Boquería: este es uno de los mercados cubiertos más grandes de Barcelona. Descubrimos multitud de productos frescos, especias y frutos secos: una auténtica mezcla de colores y olores en una agitación constante. Si pasas tiempo allí para desayunar, también puedes degustar algunas tapas locales. La Boquería abre de lunes a sábado de 8 a 20:30 horas, y la entrada es gratuita.

  • Mosaico de Joan Miró: justo frente a la entrada de la Boquería, en el suelo de la Rambla, puedes descubrir este mosaico ovalado e irregular de 8 metros de diámetro. Creada por el artista Joan Miró en 1976, está compuesta por baldosas de granito de diferentes colores.

  • Gran Teatro El Liceu: construido en 1847, es uno de los teatros de ópera más prestigiosos del mundo. El Liceu ha visto pasar por su escenario a los más grandes cantantes de ópera. A pesar de 2 devastadores incendios, podemos admirar su fachada original desde la Rambla.

  • Plaça Reial: cuando llegamos a esta plaza un poco alejada de la Rambla, descubrimos todo un universo diferente. De corte rectangular, está rodeada de edificios amarillos y arcos. En el centro una fuente, unas lámparas de pie (incluidas 2 con dragones que forman parte de las primeras obras de Gaudí) y unas palmeras que hacen aún más fotogénico este lugar. Al caer la noche, la animación en la Plaça Reial está en su apogeo con la multitud de bares y restaurantes que allí se ubican.

Nuestro paseo por la Rambla termina con la estatua de Cristóbal Colón. De 60 metros de altura, el monumento conmemorativo fue construido con motivo de la Exposición Universal de 1888. De hecho, es el puerto de Barcelona donde desembarcó Cristóbal Colón después de su descubrimiento de América. Es posible subir a la cima de la columna gracias a un ascensor y disfrutar de una magnífica panorámica del puerto viejo y los alrededores.

El segundo día – el Gòtic y el centro histórico

El Barri Gòtic, o barrio gótico, es la parte más antigua de la ciudad, dentro de las antiguas murallas. Es una zona llena de edificios históricos, algunos de los cuales incluso datan de la Edad Media, y sus callejones estrechos serpentean y se entrecruzan.

La Plaza de Sant Jaume está rodeada de edificios oficiales como la sede del gobierno catalán o el Ayuntamiento de Barcelona, lo que la convierte en el corazón administrativo y político de la ciudad de Barcelona. La plaza acoge numerosas fiestas como los espectáculos de Santa Eulalia o los famosos Castells catalanes.

Cerca de ahí encontramos el puente del suspiro, o Pont del Bisbe, una pequeña pasarela que conecta la sede del Gobierno catalán y el edificio de enfrente en el que vivieron varios presidentes del gobierno catalán. Pasando por debajo del Puente, podrás admirar todos los detalles neogóticos que lo decoran, así como una calavera atravesada por una daga cuya leyenda dice que el día que alguien logre quitar la daga de la calavera, Barcelona desaparecerá.

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Más adelante, encontramos la Casa de l’Ardiaca, un palacete gótico construido a principios del siglo XVI sobre las antiguas murallas. Una pequeña puerta de entrada da acceso directo al patio de la casa que con el tiempo se transformó en claustro con su fuente y terraza.

Al final de la calle Casa de l’ardiaca se encuentra la Catedral de la Santa Creu de Barcelona. Su estilo gótico y sus dos campanarios hacen de esta catedral un monumento único en el centro de Barcelona. La visita de la catedral es de pago y permite en particular tener acceso a su azotea y su vista del casco antiguo.

Una mención especial, que no puedes dejar pasar, es el Palau de la Música Catalana. Es una obra modernista espectacular, cuyas vidrieras te dejarán con la boca abierta. Aquí se celebran ciclos de conciertos de música clásica, obras de teatro y ópera, pero puedes visitar el interior de forma independiente.

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Dominada por un enorme techo de cristal en forma de gota de agua, la sala de conciertos contiene muchos detalles arquitectónicos modernistas. Si miras el techo entre sus columnas, puedes ver los nombres escritos de grandes compositores. Con un poco de suerte, podrás asistir a un ensayo durante tu visita al Palau de la Música Catalana. No dudes en sentarte en los sillones de la sala de conciertos y disfrutar un momento del espectáculo.

Dos días en Barcelona dan para mucho, pese a que seguramente te queden cosas en el tintero, como la obra de Gaudí, los parques y jardines, la playa o las calles más emblemáticas de Gràcia o Poble Sec. ¡Son perfectas para una segunda visita a la ciudad condal!

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